¿Cómo desvelar el misterio de la maldad infantil? ¿Puede un adolescente jugar a su antojo con sus seres más queridos como si de un maestro de ajedrez se tratase? ¿Puede implicar a todos aquellos que conoce en su malévolo juego? Con estas tres preguntas os presento a Nicolás, un adolescente con cierta tendencia a causar daño a los demás, ya sea físico o psicológico, sin importar que sea una mosca, su perro o... la lectura os descubrirá al resto de peones en el tablero.
Como siempre: me dejé llevar por la portada. Pero en el caso de hoy , tengo que añadir que el título me conmovió. Le tengo especial aprecio al nombre de Caín (un día de estos os explicaré la razón), así que no pude contenerme y lo compré.
Las primeras páginas me impactaron. Al principio pensé que ese atisbo de maldad se quedaría en eso, en un pequeña muestra. Pero Nicolás tiene mucho que ofrecer y su catálogo no hace más que empezar maltratando a una mosca. La cosa no queda aquí, y con todo su ingenio (o mal genio, según se mire) consigue que Argos, la querida mascota de la familia, sufra un terrible "accidente".
La preocupación de los padres empieza a crecer en este momento(sobre todo la de Carlos, que parece mantener una constante lucha de poder con Nicolás), puesto que consideran que el accidente no es tal y que algo se esconde bajo esa fachada de niño perfecto (no nos engañemos: Nicolás cumple a rajatabla el decálogo de niño estudioso con buenas notas, ordenado, que cuida de su hermanita,...pero hay tras él cierta tiranía, un comportamiento frívolo y distante, calculado hasta el más mínimo detalle). Nicolás no deja nada al azar: todo se encamina bajo una ejecución perfecta en la que él es dueño y señor. Carlos y Coral, los padres, deciden acudir a Julio, psicólogo infantil, tratando de encontrar una solución ante el desconcierto de las nuevas "aficiones" de Nicolás. Será entonces cuando se ponga en marcha el engranaje entre doctor y paciente mediante partidas de ajedrez, en las que deberán mostrar sus tácticas con tal de lograr sus objetivos. Objetivos que implican a todos los mienbros de la familia, la de unos (Carlos, Coral, Nicolás y la pequeña Diana) y la de otros (Julio y su sobrina Laura y la madre de ésta, Patricia), en las que se desvelarán secretos, viejos sentimientos saldrán de nuevo a la luz y surgirán sospechas que pueden desencadenar en hechos trágicos y acusaciones que pondrán a prueba los lazos familiares.
Las primeras páginas me impactaron. Al principio pensé que ese atisbo de maldad se quedaría en eso, en un pequeña muestra. Pero Nicolás tiene mucho que ofrecer y su catálogo no hace más que empezar maltratando a una mosca. La cosa no queda aquí, y con todo su ingenio (o mal genio, según se mire) consigue que Argos, la querida mascota de la familia, sufra un terrible "accidente".
La preocupación de los padres empieza a crecer en este momento(sobre todo la de Carlos, que parece mantener una constante lucha de poder con Nicolás), puesto que consideran que el accidente no es tal y que algo se esconde bajo esa fachada de niño perfecto (no nos engañemos: Nicolás cumple a rajatabla el decálogo de niño estudioso con buenas notas, ordenado, que cuida de su hermanita,...pero hay tras él cierta tiranía, un comportamiento frívolo y distante, calculado hasta el más mínimo detalle). Nicolás no deja nada al azar: todo se encamina bajo una ejecución perfecta en la que él es dueño y señor. Carlos y Coral, los padres, deciden acudir a Julio, psicólogo infantil, tratando de encontrar una solución ante el desconcierto de las nuevas "aficiones" de Nicolás. Será entonces cuando se ponga en marcha el engranaje entre doctor y paciente mediante partidas de ajedrez, en las que deberán mostrar sus tácticas con tal de lograr sus objetivos. Objetivos que implican a todos los mienbros de la familia, la de unos (Carlos, Coral, Nicolás y la pequeña Diana) y la de otros (Julio y su sobrina Laura y la madre de ésta, Patricia), en las que se desvelarán secretos, viejos sentimientos saldrán de nuevo a la luz y surgirán sospechas que pueden desencadenar en hechos trágicos y acusaciones que pondrán a prueba los lazos familiares.
Con todo ello, Ignacio García-Valiño, desde su experiencia como escritor y psicólogo, nos presenta una historia dramática, un thriller en el que el ritmo endiablado se transmite desde su protagonista a todas y cada una de las frases que componen la novela, hasta su nada esperado y sobrecogedor final.
Una novela que os hará recapacitar sobre el origen de la maldad, que os atrapará en un tablero sin aparente escapatoria y que conseguirá manteneros enganchados durante, al menos, cuatrocientas cuarenta y seis páginas.
Disfrutadlo
Moira
Una novela que os hará recapacitar sobre el origen de la maldad, que os atrapará en un tablero sin aparente escapatoria y que conseguirá manteneros enganchados durante, al menos, cuatrocientas cuarenta y seis páginas.
Disfrutadlo
Moira
Se ve una lectura dura... y no lo es para menos, reflejar esa maldad en un niño... y es algo que existe, no nos engañemos y quizás sea eso lo que lo haga todavía más duro. Me ha llamado muchísimo la atención, además, no lo conocía, así que gracias por la reseña ;)
ResponderEliminarBesitos
Carmen
La verdad es que sí, es bastante dura, y sobre todo hay un momento crítico en el que te aseguro te dan ganas de darle una lección a uno de los personajes.
ResponderEliminarNicolás es todo un demonio calculador, que consigue embrujarte, haciéndote creer a pies juntillas su inocencia. No caigas en sus redes.
Gracias por tu comentario.
Besitos
Moira