La historia que hoy os quiero explicar es la historia de un ser fantástico, un animal de leyenda magnífico donde los haya y quizás uno de los más adorados por el ser humano, al menos hace muchísimo tiempo.
Os hablo, nada más y nada menos, del unicornio, ese precioso caballo de blanco pelaje y mirada cristalina que, según la leyenda, vive en parajes bucólicos en los que la primavera reina por siempre y en los que la pureza y la bondad encuentran su estancia favorita.
Imaginad por un momento que sois un unicornio. Y si un día unos caballeros andantes os dijesen que vuestra especie ha desaparecido, que ya sólo las leyendas se refieren a vosotros, que las princesas ya no os buscan para obtener su felicidad..., ¿qué haríais?
Pues es entonces el momento de dejar paso a nuestra "unicornia" (y lo pongo entrecomillado porque no estoy muy de acuerdo con este término): un ser etéreo que toma conciencia y decide salir a buscar a sus semejantes que han desaparecido sin dejar rastro alguno -pero que deben seguir vivos en algún lugar recóndito en el que no todo es lo que parece ser-, sin tener en cuenta que el mundo fuera de su bosque ha evolucionado y ha perdido ese encanto, esa inocencia y la fe en antiguas leyendas.
Pero aún así, encontrará a personas dispuestas a ayudarla en su viaje y su búsqueda. Personas que creen en la magia, en una magia que nace del interior de cada uno, y que sólo aparece en los momentos imprescindibles, siempre y cuando te dejes llevar y seas consciente de aquello que deseas. Aparecen así el mago Schmendrick, algo torpe pero de gran corazón y dispuesto a proclamarse uno de los mayores magos de la historia; Molly Grue, la mujer de un ladrón que quedará cautivada por nuestra unicornia y no duda en mostrar la amabilidad incluso con esqueletos parlantes que beben vino encantado; el rey Haggard, un ambicioso y solitario soberano que guarda en el oleaje de su playa un secreto; el príncipe Lir, héroe enamorado de la bella dama y futuro rey aclamado que ayudará a su pueblo a lcuhar contra dragones y malvados ogros; y por último lady Amaltea, una joven de cabellos blancos, piel nívea y ojos del color del océano profundo, que guarda en ella misma un secreto a voces, que sólo los más observadores captan al mirarla por primera vez, y que cautiva a todo aquel que posa por un instante sus ojos en ella.
A todos ellos se les suman otros seres mitológicos como la arpía Celeno y el Toro Rojo: seres de gran poder y mayor significación, si los entendemos como trasunto o símbolos de lo negativo y la violencia, de la oscuridad y la maldad.
Con todo ello, Beagle nos ofrece una historia conmovedora, en la que la fantasía se involucra con la búsqueda de la verdad, se involucra hasta contigo misma, y casi podría decir que con la verdadera esencia de todas y cada una de las criaturas que componen este maravilloso cuadro, desde la más pequeña y descarada mariposa hasta el imponente toro y el magnífico y delicado unicornio, que sabe encontrar la fuerza y aquello que buscaba al iniciar su viaje.
Todo se entreteje hacia un final. Un final marcado por la melancolía, pero también por la alegría y, al mismo tiempo, no marcado por ninguna de las dos.
Disfrutadlo.
MOIRA
Os hablo, nada más y nada menos, del unicornio, ese precioso caballo de blanco pelaje y mirada cristalina que, según la leyenda, vive en parajes bucólicos en los que la primavera reina por siempre y en los que la pureza y la bondad encuentran su estancia favorita.
Imaginad por un momento que sois un unicornio. Y si un día unos caballeros andantes os dijesen que vuestra especie ha desaparecido, que ya sólo las leyendas se refieren a vosotros, que las princesas ya no os buscan para obtener su felicidad..., ¿qué haríais?
Pues es entonces el momento de dejar paso a nuestra "unicornia" (y lo pongo entrecomillado porque no estoy muy de acuerdo con este término): un ser etéreo que toma conciencia y decide salir a buscar a sus semejantes que han desaparecido sin dejar rastro alguno -pero que deben seguir vivos en algún lugar recóndito en el que no todo es lo que parece ser-, sin tener en cuenta que el mundo fuera de su bosque ha evolucionado y ha perdido ese encanto, esa inocencia y la fe en antiguas leyendas.
Pero aún así, encontrará a personas dispuestas a ayudarla en su viaje y su búsqueda. Personas que creen en la magia, en una magia que nace del interior de cada uno, y que sólo aparece en los momentos imprescindibles, siempre y cuando te dejes llevar y seas consciente de aquello que deseas. Aparecen así el mago Schmendrick, algo torpe pero de gran corazón y dispuesto a proclamarse uno de los mayores magos de la historia; Molly Grue, la mujer de un ladrón que quedará cautivada por nuestra unicornia y no duda en mostrar la amabilidad incluso con esqueletos parlantes que beben vino encantado; el rey Haggard, un ambicioso y solitario soberano que guarda en el oleaje de su playa un secreto; el príncipe Lir, héroe enamorado de la bella dama y futuro rey aclamado que ayudará a su pueblo a lcuhar contra dragones y malvados ogros; y por último lady Amaltea, una joven de cabellos blancos, piel nívea y ojos del color del océano profundo, que guarda en ella misma un secreto a voces, que sólo los más observadores captan al mirarla por primera vez, y que cautiva a todo aquel que posa por un instante sus ojos en ella.
A todos ellos se les suman otros seres mitológicos como la arpía Celeno y el Toro Rojo: seres de gran poder y mayor significación, si los entendemos como trasunto o símbolos de lo negativo y la violencia, de la oscuridad y la maldad.
Con todo ello, Beagle nos ofrece una historia conmovedora, en la que la fantasía se involucra con la búsqueda de la verdad, se involucra hasta contigo misma, y casi podría decir que con la verdadera esencia de todas y cada una de las criaturas que componen este maravilloso cuadro, desde la más pequeña y descarada mariposa hasta el imponente toro y el magnífico y delicado unicornio, que sabe encontrar la fuerza y aquello que buscaba al iniciar su viaje.
Todo se entreteje hacia un final. Un final marcado por la melancolía, pero también por la alegría y, al mismo tiempo, no marcado por ninguna de las dos.
Disfrutadlo.
MOIRA
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